Completaron el recorrido con todo el material necesario para reconocer los lugares de interés cultural, paisajístico, histórico y social que nos encontrábamos por el camino, cumpliendo unas normas de seguridad básicas como seguir el sendero, llevar la indumentaria y calzado adecuado al terreno por el que íbamos a pasar, alimentación, agua,... y mostrando una actitud de respeto hacia la conservación del entorno sin perjudicar la flora y la fauna existente y valorando el uso de recipientes para depositar los residuos producidos durante la marcha.
El tiempo acompañó y los más valientes al finalizar el paseo pudieron darse un chapuzón en las frías aguas del Mar Cantábrico.